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Ya sea invierno o verano, primavera u otoño, Jaca es una ciudad llena de vida, con calles plagadas de tiendas, bares y restaurants. Ello se debe, en una gran parte, a su cercanía a los centros invernales de Astún y Candanchú, además de inusual entorno natural que la rodea y su rico patrimonio monumental.
Jaca, capital del Reino de Aragón y sede de los obispos aragoneses, llegó a acuñar moneda propia, el sueldo jaqués. A lo largo de su historia han llegado hasta su catedral innumerable número de peregrinos que, en su Camino hacia Santiago, cruzaban los Pirineos por Somport Bajo el crismón tirinitario del tímpano de la catedral.
Otro lugar bello que ver cerca de Jaca es el Val de Aragón, situado en la región que llaman la Jacetania. Es perfecto para visitar el tercer día desde Jaca. Sirve de separación con Francia, y es frontera con el Val de Aspe.
Hoz de Jaca es un mirador natural increíble y un punto de partida genial para practicar senderismo y excursiones de alta montaña cerca de Jaca. El acceso a Hoz de Jaca se puede efectuar por El Pueyo de Jaca o por la presa de Búbal.
Para comer en Jaca vas a poder encontrar una gran variedad de restaurantes y bares típicos como el restaurant La Cadiera, La Tasca de Ana, La Campanilla o el Mesón Asador El Pajar. Si quieres salir a tomar algo puedes ir a Zebra veintiuno o a la Vieja Estación.
La Catedral de San Pedro a lo largo de los siglos ha recibido diferentes reformas, mas aun así conserva su estructura básica de estilo románico. Se pueden ver diferentes obras artísticas del siglo XVIII. Dentro también se puede conocer el Museo Diocesano de Jaca.
El rey aragonés Sancho Ramírez quiso dar más apogeo al Camino de la ciudad de Santiago por estas tierras y para ello mandó construir en Jaca el Hospital de Santa Cristina y una importante catedral, que fue sede de concilios. En el año 1096 se conquistó Huesca y Jaca vio menguado su poder político mas no su poder económico y militar.
El Real Monasterio de las Benedictinas es llamado así por la orden de monjas benedictinas que en él habitan, es uno de los monumentos que no podemos parar de visitar al realizar el recorrido por la urbe de Jaca. Se encuentra ubicado en el extremo oriental del casco histórico de la ciudad.
Si sigues cara el norte vas a llegar al Paso de Somport, frontera con Francia y lugar desde el que hay unas vistas realmente bonitas, y a las estaciones de esquí de Candanchú y Astún. Son un buen sitio para tomar algo en alguna terraza o comer en cualquier restaurante.
Para estacionar en Jaca puedes hacerlo en los apartamientos turísticos gratuitos, aunque hay que tomar en consideración que en temporada alta o fines de semana se puede atestar. También se suelen instalar carpas o ferias allí mismo en algunas ocasiones.
El Fuerte de Rapitán es una de las piezas más interesantes del vasto patrimonio militar que se esparce por toda la región de la Jacetania. Se concibió a fines del siglo XIX como una parte de la tupida red defensiva que se pretendía edificar de forma paralela a la línea internacional de ferrocarril de Canfranc.
Cuarenta kilómetros al norte de Jaca, ya a los pies de los Pirineos, Piedrafita de Jaca es uno de los pueblos de montaña con más encanto. Situado en el valle de Tena, su población no llega a los cien habitantes. Un sitio especialmente único para los amantes de la naturaleza y del turismo rural.
Si necesitas una tienda de ropa y accesorios de esquí una buena opción es Barrabés. Otra tienda con buenos costos y asesoramiento es Intersport Jorrii en Jaca. Acá además asimismo podrás arrendar equipación de esquí por días o periodos algo más largos con ofertas.
La Catedral de Jaca es una de las primeras catedrales de estilo románico del país, levantada para afianzar la ciudad como enclave estratégico del Camino de Santiago. A ello se unió su condición de primera capital del primitivo Reino de Aragón.